tu eres el responsable de tu vida

La vida es difícil para todos. De una u otra forma, todos hemos tenido fracasos, desamores, discusiones y desaciertos.

La infancia es un período fundamental en la vida. Quizá piensas que el origen de tus problemas son tu familia, la educación, la escuela. Quizá te hayas sentido incomprendido, odiado, maltratado.

¿Somos dueños de nuestro destino? Siempre.  Tú eres el responsable de tu vida. No hay nada que te frene más en la vida que tú mismo. Puedes pensar que existen limitaciones familiares, económicas o de cualquier tipo, pero nada de eso es cierto. Aquello que deseas puedes alcanzarlo. Lo más complicado no es hacer algo que deseamos, si no confiar en que podemos lograrlo.

Pasar página y liberarse de las creencias limitantes es la clave del éxito. No puedes echarle la culpa de tu vida a tus padres, a tu jefe o a tu vecino. Nadie tiene poder sobre tu vida más que tú mismo. Si has aceptado que otros tuvieran las riendas de tu vida, comienza a perdonarte a ti mismo por permitirlo y resurge de las cenizas. Comprende que es un proceso de maduración importante para llegar a ser lo que tú deseas ser.

Si te han herido, perdona. Muchas de las cosas por las que nos sentimos heridos no son intencionadas y si lo fueron, reconoce que no ganas nada amargándote y repetir ese evento de forma cíclica en tu mente es permitir que tu vida esté llena de dolor y odio. El victimismo no solucionará ninguno de tus problemas. No hay nada más triste que echarle la culpa de tu vida a los demás.

La creatividad puede ayudarte a encontrar soluciones a tus problemas. No hace falta ser rico, amado, ni perfecto para sacar adelante tus proyectos. Busca alternativas. Cambia el “es que…” por un “voy a…”

Las excusas, el pasado, tus creencias y el miedo te limitan. ¡Qué importa! El peor enemigo eres tú mismo y los peores demonios son los internos. El problema no es el miedo, el qué dirán, el pasado… El verdadero problema es dejar que eso te frene.

No olvides que un guerrero siempre siente miedo ante una batalla pero se aprovecha de el para luchar con más fuerza.